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perdone los errores
The Stewardesses
Preguntas, tantas preguntas. Como: ¿Volveremos a viajar en
avión como solíamos hacerlo? ¿Volveremos a
soñar las azafatas, como hicieron las que viajaron en los
años sesenta, setenta y ochenta? Para el primero espero, para el
segundo ya mi generación no ha visto azafatas fascinantes y
supongo que no. Pero como todos sabemos, el cine se ocupa de la
temática de las crew erótica, especialmente la de los
años sesenta y setenta que muchas veces y de buen grado nos
hablaba de las supuestas vidas felices y despreocupadas de los pilotos
y auxiliares de vuelo, que entre un viaje y otro ya veces incluso
durante, hicieron sexo con gran placer.
Verdad o leyenda, no sé, yo no estuve allí en esos
años, pero aquí hay otro "testimonio" del erotismo a gran
altura. Una película de 1969 escrita y dirigida por Allan
Silliphant y cuyo nombre más conocido es Christina Hart, una
reconocida actriz de series de televisión.
La historia, como puedes imaginar, es muy simple y cuenta la noche de
un equipo de Los Ángeles, entre dramas (hay un suicidio) y
fiestas salvajes entre drogas y mucho sexo, con desnudos completos y
inevitables escenas de softcore.
Bien, podría cerrar aquí esta reseña de una
película erótica trivial, pero “The
Stewardess” tiene una historia mucho más interesante que
la trama.
En primer lugar, Allan Silliphant es el hermano de Stirling Silliphant,
quien ganó un Oscar al mejor guion no original con "In the heat
of the night". Aparte de esto, Allan es junto a Chris Condon un gran
amante de la tecnología 3D y creador de una nueva técnica
mucho menos costosa que las que estaban de moda en ese momento.
Silliphant usa una sola cámara, colocando las dos
imágenes (izquierda, derecha), una al lado de la otra en un 35
mm normal y permitiendo la proyección de una sola máquina.
Con ellos está el hermano de Chris, William Condon y los tres
comparten la idea de que el sexo y el 3D pueden ser una mina de oro.
Y, efectivamente, cuando "The Stewardesses" salió en San
Francisco en el verano de 1969, fue un éxito instantáneo,
a pesar de tener una trama muy ligera y semi-improvisada. Bueno, hay 3D
y chicas desnudas. Un éxito inesperado, increíble, que
empuja al director y a los productores a añadir nuevas escenas
y, por así decirlo, nuevos eventos. Al parecer, esta
reelaboración constante de la película sin sacarla nunca
de la circulación genera cuatro (eso dicen) versiones
diferentes. Después, la película pasa de Rated X a
Rated-R, gira a Estados Unidos, siempre con éxito e incluso con
una decena de técnicos especializados para proyectarla.
Una película que aparentemente es una de las que mejores
resultados ha obtenido en cuanto a costes e ingresos. Y es
increíble para una pequeña película aburrida que
tiene la suerte de salir en un momento de cambio de mentalidad, con una
tecnología de moda y con las inmortales azafatas desnudas.
Silliphant y Condon continuaron sus carreras en el mundo del 3D,
fundando su propia empresa y gracias a las ganancias de la
película, así como una empresa de charter.