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perdone los errores
Krampus: Maldita Navidad
También podría llamarse "La Navidad se enfada", aunque no
hay rastro del hombre con la barriga y la barba blanca. Entonces
estamos en la noche de San Nicolás y el que se enfada es
Krampus, el sirviente espíritu maligno de San Nicolás.
Una figura demoníaca muy presente en el folclore de Trentino,
Friuli, Baviera, Austria y Eslovenia, tan profundamente sentida, que
durante el desfile de San Nicola, algunas personas, vestidas de
demonios, salen a cazar niños malos o malos en general,
persiguiéndolos y "Azotarlos".
Es extraño que una figura europea haya terminado en un horror
americano. Pero parece que el director y sobre todo el guionista
Michael Dougherty llevaba tiempo buscando una idea para un horror
navideño y se encontró con la figura de Krampus (al menos
según Wikipedia). Y hay que decir, afortunadamente, que tuvo
esta idea y encontró a su monstruo en esta figura. Porque esta
película es un terror delicioso con algunos matices de comedia
inspirada en películas antiguas, con especial preferencia por
las de los ochenta (ver los "Gremlins").
Una obra que aparte de un comienzo algo lento, le da al espectador la
cantidad justa de horror, golpeando, como se mencionó, la
Navidad y la familia. No circula mucha sangre, pero Dougherty adivina
cada movimiento para asustar al espectador, dándole una
película (empezando aparte como se mencionó) con un ritmo
agradable y sobre todo con un final sorpresa.
Las tradiciones y celebraciones terminan por tanto en “ Krampus:
Maldita Navidad” con una familia que se reúne para el
clásico intercambio de regalos. Max y Beth con sus padres Sarah
y Tom (los dos últimos interpretados por Toni Collette, a quien
recordamos por “The Sixth Sense” y por Adam Scott, visto
entre otras cosas en “Big Little Lies”). La otra unidad
familiar, la invitada, está formada por Howard interpretado por
David Koechner, otro nombre muy conocido en series de televisión
y películas, un rígido republicano estadounidense, su
esposa Linda Allison Tolman y sus dos hijas. Completan la familia la
tía Dorothy (Conchata Ferrell, que murió recientemente) y
la madre de Tom, la alemana Omi (interpretada por la austriaca Krista
Stadler) que también actúa como enlace con Krampus.
Con estas largas presentaciones hechas, tenemos a Tom que cree en Santa
Claus y los primos se burlan de él repetidamente. Cansado de que
se burlen de él, Tom, rompe su carta. Al Krampus no gusta mucho
esta cosa.
La familia encuentra la casa sumergida en la nieve y sobre todo llena
de extrañas criaturas que quieren su sangre, entre juguetes
encantados, galletas asesinas y luces navideñas utilizadas como
armas.
Los efectos especiales utilizados bien y una dirección viva, nos
conducen gratamente a un final nada predecible, que sella el
éxito de la película.