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El barón Brakola
El gran regreso de los vampiros entre los enemigos de El Santo.
De hecho, un vampiro. Un tal Brakola, que debe estar relacionado de
alguna manera con ese otro. El conde. Con todo respeto a los
descendientes de Stoker. También hay que decir que a diferencia
del encanto del conde, el barón tiene un maquillaje que lo hace
ver un poco "gracioso".
La trama es siempre la misma, por supuesto, pero aquí vemos al
antepasado de nuestro héroe, Caballero Enmascarado de la Plata,
que vivía en 1765 ya enemigo de Brakola. Y también vemos
el "ascenso" del omnipresente Fernando Osés
convirtiéndose en el villano número uno.
Entre flashbacks “históricos” y la dinámica
habitual, El Santo golpea, más que en otros episodios pasados,
lo que hace que esta película es muy interesante, sin mencionar
que Brakola también es un luchador muy bueno.
La pésima producción, sin embargo, derriba las ambiciones
de José Díaz Morales, a quien ya hemos encontrado y
volveremos a encontrar como director, pero se esfuerza mucho y en
definitiva pasa la prueba.
Brakola en 1765 quiere casarse con Rebecca, pero sus padres le niegan
el permiso. Entonces al barón hace le que harían todos
los vampiros, visita a la chica por la noche y la convierte en una
vampira muy mala, que finalmente es asesinada por Caballero Enmascarado
de la Plata, quien, sin embargo, no logra matar al barón.
Entre momias, ratones y telarañas, el barón Brakola se
despierta unos doscientos años después e inmediatamente
va a abrir el ataúd de su amada Rebecca. Pero la chica
finalmente fue asesinada por el mencionado antepasado de El Santo. Y
Brakola, jura venganza y lo ataca después de un combate de lucha
libre. Lo que sigue y sobre todo el epílogo son fáciles
de imaginar y crean otra hermosa aventura de ese gran héroe de
El Santo.