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I Padroni della città
Si digo que es un Fernando Di Leo más ligero, temo que
rebajará un poco el sentido de esta película. Así que quizás sea mejor decir
que “I Padroni della città” es una película a lo Di Leo, en la que el gran
director inserta con gran habilidad el noir, el poli y la comedia. "Mezcla
de tragedia y farsa", dijo el director.
Sin embargo, hay que decir otra cosa, que estamos lejos de
sus obras maestras y no todo funciona, pero al final “I Padroni della città” es
una película amena, chispeante y sí... divertida.
Producción ítalo-alemana con otra heterogénea y curiosa
mezcla de actores. Empezamos con Jack Palance y Edmund Purdom, para pasar a los
alemanes Harry Baer y Gisela Hahn y cerrar con nuestros Al Cliver y Vittorio
Caprioli.
Y es Palance lo que vemos primero, en un incipit que se
revela sólo en la escena final, dando sentido a la historia. Palance es
"Lo Sfregiato", un jefe muy malo del inframundo romano. Purdum, por
otro lado, es Luigi, un jefe mediocre en el negocio de las apuestas. Baher
interpreta a un Tony (doblado), ambicioso secuaz de Luigi con golpes tan
rápidos y fáciles como sus bromas. En este ambiente también tienen cabida Rick,
Al Cliver y, sobre todo, Vincenzo Napoli, interpretado por Vittorio Caprioli,
el lado cómico y eje de toda la película.
Tony y Rick encienden una verdadera guerra entra “Lo Sfregiato”
y Luigi. El primero gana y de alguna manera intenta matar a los dos que,
aconsejados por Napoli, lo siguen.
Una historia que habla de delincuencia de bajo nivel, con
mucha acción, pocas muertes y los citados ecos policiales que acompañan al
noir. Los mejores momentos llegan en las partes más animadas, mientras que en
las más comentadas el ritmo se ralentiza demasiado. El resultado lo consiguen
las salidas filosóficas, irreverentes y divertidas de Napoli, un inspirado y
bien dirigido Vittorio Caprioli que ayuda a los dos protagonistas en la lucha
contra "Lo Sfregiato"
Harry Baer se lo debe todo al doblaje, mientras que el
personaje de Al Cliver, aunque conmovido por el drama, se muestra irritantemente
apático.
Una película anómala, pero imprescindible por esta curiosa
mezcla de géneros y reparto.