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perdone los errores
L'occhio dietro la parete
Giuliano Petrelli ha sido actor, autor y director de una sola
película en el cine. Esta. Entonces no sé qué
pasó, pero no importa, si yo hubiera sido él, si hubiera
podido, hubiera intentado volver a sentarme detrás de la
cámara.
Porque si le quitas todos los defectos, las ingenuidades, los
disparates de esta película de 1977, puedes ver algo positivo.
Por supuesto, las cosas que no funcionan son muchas, y afectan a toda
la película, pero hay algunos destellos de genialidad.
Comenzando, de hecho terminando, con el giro final, que, por apretado y rápido que sea, le da sentido a todo.
Otra cosa que sube el nivel y nos hace olvidar algunos errores es el
comentario sonoro de Pippo Caruso, muy digno incluso para aquellos
directores que evidentemente se inspira Petrelli, a saber, los varios
D'Argento, Bava y Martino.
Petrelli, sin embargo, trata de hacer las cosas con estilo, desde
escenarios elegantes (básicamente dos apartamentos) y
conmocionar al espectador, brindándole escenas de violencia,
escenas de sexo, mujeres y hombres desnudos filmados sin titubeos. Y
sobre todo intenta revelar un morbo muy pesado que involucra a todos
los protagonistas.
Después de un comienzo intrigante, esto también hay que
reconocerlo, se pierde en un laberinto de ideas, de ambiciones
intelectuales que hacen la historia bastante estática y que lo
llevan a no desarrollar cosas y personajes. Por ejemplo, como el
inquietante mayordomo enamorado de la protagonista, de la que tiene un
fotomontaje sexy en la habitación y que tiene un romance con una
chica, interpretada por Monica Zanchi, sin acreditar.
Las perlas de sabiduría del tercer protagonista, el hombre que
hace estallar la historia, parecen más pequeños
pensamientos que aquellos que intentan, pero no pueden, qué
más.
Un rico escritor, interpretado por Fernando Rey, aclamado actor
español con gran experiencia en estos papeles, confinado a una
silla de ruedas a causa de un accidente en el que pierdiò la
vida su hijo, intenta inspirarse para su obra espiando a la gente.
Más precisamente, espiando a los inquilinos de un apartamento de
su propiedad que alquila a través de un sofisticado dispositivo.
El siniestro doméstico Ottavio (José Quaglio) convence al
hombre de alquilar un particular y sobre todo misterioso tipo a un tal
Arturo (John Phillip Law). Estas rarezas suyas impulsaron al escritor a
intentar profundizar en la vida del inquilino. Y para ello le pide a
Olga (Olga Bisera), la mujer con la que vive, que se le acerque.
Esto naturalmente revela todo el morbo de Arturo, pero también
del escritor y de toda la gente que vive cerca de él.
Una historia interesante, para una película que no fue del todo exitosa, pero tampoco un fracaso.