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perdone los errores
El título original es "The next 365 days", pero sin duda suena
mejor el español con ese "dias mas" que suena más como
una amenaza. Con razón.
El tercer capítulo de la saga basada en los libros de Blanka
Lipinska, estrenado en agosto en Netflix, deja atrás su aspecto
de '50 sombras' para convertirse en una novela romántica a la
Liala, una escritora italiana del siglo pasado e icono de las historias
de amor de alto standing.
Me pregunto si le habría gustado un personaje como Massimo
Torricelli, interpretado por el habitual Michele Morrone, siempre
cabreado con la camisa desabrochada y enzarzado en turbios negocios de
los que no sabemos nada, aunque sale a relucir que tiene numerosas
inversiones en el negocio de la restauración. Como un Bastianich
siciliano. O, vaya usted a saber qué pensaría de Olga,
Magdalena Lamparska, una tamarrosa polaca que se eleva por encima de la
protagonista, Laura, Anna Maria Sieklucka, en estatura y efervescencia,
siempre álgida y luchadora con los remiendos del amor.
A este trío ya de por sí muy simpático, que
destroza los tímpanos, y no sólo esos, de los
espectadores y muestra como siempre tetas y culos (masculinos y
femeninos) se suma Marcello Matos, conocido como 'Nacho', al que ya
conocimos en la película anterior en la que Laura soñaba
con él en la cama cada noche.
Y él es la chispa que hace explotar la historia (por así
decirlo). Jardinero, pero surfista en sus ratos libres, o viceversa,
nunca ha sido olvidado por la algida polaca y vuelve al ataque,
sacudiendo la relación entre Laura y Massimo.
Este último, naturalmente, se cabrea, pero como siempre
está cabreado, no se nota la diferencia. Laura, por su parte, se
encierra en una atormentada relación interior, pero al ser
álgida no se ve la diferencia.
Sin embargo, vayamos por orden. Atormentada por los recuerdos y la
herida que cierra la segunda película, se distancia de su
Maximus, huye a Portugal con Olga, con la que presenta una especie de
línea de moda, y allí conoce a Nachos.
Lo que sigue es el intento de la mujer por averiguar quién es su
hombre, con Nacho esforzándose por conquistarla definitivamente
y Massimo intentando recuperarla, pero curiosamente, como es un mafioso
(uy... gángster como le gusta llamarse) no mata a su adversario
en el amor.
Sinceramente, era difícil hacerlo peor que las dos
películas anteriores. En el sentido de que aquí, por
momentos, los dos directores, Barbara Bialowas y Tomasz Mandes,
intentan incluso establecer un tono, eliminando la basura descarada de
las dos películas anteriores. Por supuesto, no lo hacen y el
resultado es un pastel de carne azucarado, torpe e imposible de ver.