Últimos fuegos y, de hecho, quizás el fuego ya
está apagado para el género cuando Michele Massimo
Tarantini rueda este episodio de la "comedia sexy italiana".
Estamos, al fin y al cabo, en 1982, pero sobre todo el guión de
Carpi, Milizia y el propio Tarantini demuestra claramente que no sabe
manejar lo que tiene entre manos, tanto desde el punto de vista de los
intérpretes como de la historia.
Porque aquí tenemos a Nadia Cassini, Carmen Russo y Olinka
Hardiman (como Olivia Link) y ya una conocida actriz porno. Y alrededor
excelentes actores de carácter experimentados como Gianfranco
D'Angelo, Michele Gammino, Gianni Ciardo, Lucio Montanaro, Franco
Diogene y Gianfranco Barra. Y también hay una historia de
cuernos y traiciones que podría crear un buen ritmo.
Al final, sin embargo, todas estas bondades se desperdician, empezando
por los tres protagonistas que apenas están en el papel, con la
excepción, para ser justos, de Carmen Russo.
Los que rodean a los protagonistas no hacen luego más que
repetir los mismos gags ad infinitum durante toda la película y
decir que están en papeles ciertamente adecuados para ellos,
empezando por D'Angelo, el profesor gilipollas, como siempre, y
terminando por Ciardo, el inseguro y desordenado de siempre.
La carne que se muestra, una de las piedras angulares del
género, es ciertamente inferior a la del pasado y los tres se
limitan a mostrarse en ropa interior sexy (aparte de fugazmente algunas
miradas más en profundidad).
Sin embargo, como se ha dicho, la historia podría haber
funcionado. Rita, Claudia y Caterina (las tres mencionadas), amigas de
toda la vida, heredan una gran suma de dinero de otra amiga muerta.
¿Lo heredan? Tal vez. Heredarían si traicionaran a sus
respectivos maridos, las tres, aportando pruebas a un abogado
interpretado por Diogene. Por mucho que Carmen Russo y Olinka Hardiman
estén de acuerdo, primero deben convencer a Nadia Cassini y
luego intentar acostarse con los improbables amantes, que encuentran
diversos problemas.
Al fin y al cabo, algunos podrían ver en esto una moraleja
feminista, pero no creo que Tarantini quisiera aspirar a tanto, y en
cualquier caso fracasa.
Hay cameos para el siempre genial Jimmy el Fenomenal y para una salvaje
y jovencísima Alessandra Canale, que más tarde se
convertiría en una famosa locutora de la RAI.
No falta nadie, lo que falta es una idea que funcione.