Sí, sabemos que la expresión "a la italiana" no siempre
se utiliza en sentido positivo. Y probablemente nunca como en este caso
encarna su significado de 'hecho a la ligera', 'con facilidad',
'superficialmente'. Bueno... reconozcámoslo: en la polla.
Armando Crispino, con guión de Massimo Franciosa y Luisa
Montagnana, se lanza a la estela de Young Frankestein intentando
hacer su propia versión. A la italiana. Ya el hecho de seguir la
estela de una película que es una parodia, para hacer otra
parodia y sobre todo seguir una de las obras maestras del cine
cómico de todos los tiempos, revela que es una mala idea.
Por si fuera poco, la historia en sí es un engendro que va
cogiendo retazos de aquí y de allá y los va atando a la
italiana sin alcanzar ningún pico interesante. Ni siquiera eso.
Hay que decir que Crispino consigue reunir un buen reparto empezando
por Alvaro Vitali como un cura doblado con dos grandes cejas y
terminando por los protagonistas, Aldo Maccione como el monstruo,
Gianrico Tedeschi como el médico y Ninetto Davoli como Igor. En
la batería de mujeres aparecen en cambio Anna Mazzamauro, que
ese mismo año protagonizó "Fantozzi", la hermosa
Jenny Tamburi y Lorenza Guerrieri.
El Frankenstein italiano cuenta el regreso del Doctor al castillo
familiar con su Janet, con la que se va a casar. Pero durante la
ceremonia aparece el monstruo y, además de causar estragos,
muere rompiéndose en mil pedazos. El Dr. Frankestein decide
entonces recrear otro monstruo que resulta estar hambriento de sexo y
repite la palabra "iga".
No causa los estragos habituales, pero hace felices a varias mujeres
del pueblo y del castillo, incluida la bella Janet, que esperaba
casarse.
Al final, sin embargo, es Igor quien se beneficia de la situación. Música de Stelvio Cipriani.