hecho con
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perdone los errores
Top Model
Ni siquiera tiempo para sentarse en el sofá de casa que Jessica
Moore en el vídeo gira las cabezas, literalmente, de un grupo de
maniquíes con los que luego realiza poses y acciones
eróticas. Los maniquíes, ya se sabe, carecen de polla por
lo demás....
Pero ni siquiera hay tiempo para abrir una cerveza que ella tiene sexo
(previo pago) en un almacén filmado por una cámara oculta
para el placer de tios que juegan al póquer y miran.
Bueno... Joe D'Amato, todo hay que decirlo, empieza muy
explícitamente esta película de 1988 que
debería y querría ser la secuela de 'Once días,
once noches', y tiene a la misma protagonista, es decir, Luciana
Ottaviani, alias, Jessica Moore (a la que no le habría gustado
parte del metraje de la película, se dice) calcando en parte al
mismo personaje.
Volviendo al visionado de la película, decía, han pasado
15' y aún no hemos visto ni pizca de la historia, pero lo
único que podemos contar es que Jessica Moore se desnuda con
frecuencia y, sobre todo, por completo.
No es que el resto de la película se desvíe mucho de esta línea, pero algo, de hecho, se cuenta algo.
Sarah (Jessica Moore) es en realidad una escritora que está
terminando un libro sobre la prostitución y en connivencia con
su agente (Laura Gemser y permítanme que esta es una
súper cita) monta una agencia de prostitutas para comprobar los
deseos y hábitos de los varones. Para gestionarlo mejor,
contrata a un joven informático del que Sarah se enamora. Sin
embargo, el se siente inadecuado, de no ser a la altura de la
situación y además tiene un amigo gay que está
enamorado de él.
Entre un polvo y otro además de terminar su trabajo, Sarah
consigue cambiar de opinión al chico y viven felices.
Quizá hasta el próximo libro.
Mark Shannon, que aparece en una breve escena en el papel de un
vaquero, nos da la sensación de estar en compañía
de viejos amigos con los que rememorar buenos tiempos, pero echamos de
menos a otro compañero, Joe D'Amato, que aquí aparece un
poco romo. El director romano, monta una película que no es
más que un largo rodeo de escenas de la protagonista desnuda (y
que quede claro, es ella quien salva la película) con escenas
eróticas que, salvo el divertido primer momento, no están
a la altura de la mano del director y llevan a 'Top Model' a ser,
digamos, una peli erótica comercial. Detrás de los
desnudos, como se ha dicho, está esta historia de amor realmente
absurda y escueta.
La banda sonora, sin embargo, compuesta por el gran Piero Montanari,
que entre sintetizadores y sonidos suaves, merece, sì, el
título de 'Top'.