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perdone los errores
Los horrores del Castillo de Norimberga
El maestro Bava es
siempre único, incluso cuando las cosas no salen bien. Como en
el caso de "Los horrores del castillo de Norimberga", que desde luego
no es la película por la que le recordaremos como uno de los
grandes maestros del cine. Por otra parte, tanto Morandini como Ebert
hablaron mal de ella.
Pero al mismo tiempo es una película que tiene una serie de cosas agradables y bien pensadas.
Diré una obviedad, pero la mano de Bava se ve y se siente en
casi todos los planos. Hay una gran atención al detalle, a los
ambientes y a la puesta en escena. Hay una ironía espeluznante
que nunca resulta exagerada y un reparto que cumple con su cometido,
con Joseph Cotten y Elke Sommer y la chica del terror Nicoletta Elmi.
Todo en una obra gótica, una de las últimas en un
envoltorio elegante y encantador.
Pero también hay una historia demasiado obvia, que pierde
mordiente y resulta un poco previsible. Y momentos banal y poco
emocionante.
Peter (Von) Kleist (Antonio Cantafora) es descendiente del barón
Von Kleist. Un barón maldito que vivió en el castillo de
Nuremberg. Peter tiene un pergamino de su pariente lejano que, al
parecer, si se lee en una habitación del castillo puede devolver
a la vida al oscuro barón.
Y Peter, de vuelta en Núremberg e invitado por el profesor Karl
Hummer (Massimo Girotti), lo prueba por diversión, en
compañía de Eva (Elke Sommer) una estudiante que acaba de
conocer. Tras un par de ensayos que salen mal, parece que funciona y,
de hecho, tres personas son asesinadas en la ciudad. Y sobre todo, un
hombre en silla de ruedas compra el castillo. ¿Será el
tío reencarnado? ¿Como dice la niña interpretada
por Nicoletta Elmi?