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Immaculada


Quiero empezar esta crítica en la manera más profesional posible. Quiero, más que nada, pero no puedo. Porque tengo que aseguraros que no he visto Inmaculada porque en ella està Sydney Sweeney, que, para los que viven en un mundo propio, es la actriz del momento de la que todo el mundo habla. Y sí, no lo voy a negar, desde luego es muy guapa, pero también es buena como ya ha demostrado en el pasado y en esta película.
Vi Inmaculada por todo el hype, que generó. Debo admitir con tristeza que caí en la trampa. Inmaculada no es una mala película, pero tampoco es memorable.

Una vez más nos encontramos entre monjas desagradables, curas corruptos y maníacos que viven en oscuros y antiguos conventos entre cuyos gruesos muros suceden cosas que no agradarían a Dios. En Italia, por supuesto, el mejor lugar para historias como ésta, protagonizada por una joven monja con las mejores intenciones.
Cecilia, es decir Sydney Sweeney, es una joven americana que se traslada a Italia para hacer sus votos ("qué desperdicio" le dicen dos policías italianos). El convento, en el que enseguida se respira un ambiente extraño, está regentado por el padre Tedeschi (Álvaro Morte) flanqueado por extrañas monjas y un cardenal fumador de cigarrillos, Giorgio Colangeli (visto recientemente en C'è ancora domani).
La protagonista sufre enseguida pesadillas y ve cosas extrañas, incluidas monjas con máscaras moradas. Un día descubre que está embarazada. Tras las debidas diligencias, su embarazo parece ser un milagro.
A partir de aquí, los acontecimientos crecen en intensidad y horror a medida que se hace evidente que algo extraño está ocurriendo allí dentro. Como siempre, hay alguien que intenta rebelarse y eso jamas funciona en una película de terror. Final clásico con escenas de lucha y medio cliffhanger para una posible secuela.

Immaculate se inspira en la nunsploitation, desde toda la vertiente de terror relacionada con curas y monjas, como ya se ha mencionado, hasta una pizca de científicos locos. Sin embargo, su vertiente terrorífica es más bien insulsa, y el sangre, cabezas de pollo, uñas y lenguas desgarradas están bien para un trabajo mainstream, pero desde luego no provocan escalofríos a los fans acérrimos del género.
Ligero spoiler: sin olvidar el absurdo de la protagonista que lucha como una leona y con doloros, contra un personaje gravemente quemado también en plena faena.

A pesar de todo esto y de que esperaba mucho más, Inmaculada no es una mala película. Michael Mohan como director demuestra que sabe crear imágenes y momentos evocadores (véanse las monjas enmascaradas que merecían un poco más de espacio pero, al parecer, se cortaron algunas escenas). Sabe manejar los ritmos y resaltar los momentos más dramáticos. Además, tiene la suerte de contar con un reparto bastante bueno, encabezado por Sydney Sweeney y un sombrío Álvaro Morte y apoyado excelentemente por Giorgio Colangeli, Benedetta Porcaroli y Simona Tabasco (a quien recordamos con gran placer en White Lotus).

Sydney Sweeney, además de estar guapísima y aquí sin maquillaje, demuestra que tiene cierto talento para los papeles de terror y que fácilmente podría ser una nueva y respetable Scream Queen. La actriz estadounidense no sólo es la estrella, sino también una de las productoras de la película. Dice que leyó el guión por primera vez hace diez años. El proyecto no se puse l en marcha y más tarde llamó al escritor Andrew Lobel para pedirle que lo revisara por completo.