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Photo Scandale


El tipo de cosas que se comparan con la famosa agencia de fotografía de Fabrizio Corona, Corona, son cosas de aficionados.
Photo Scandale también conocida como Paris Scandale una película de 1979 dirigida por Jean-Claude Roy, comienza con una rubia en moto que finge un fallo mecánico para acercarse a un tipo, seducirlo y, con la ayuda de unos cómplices, hacerle unas fotos bastante comprometedoras. No me queda claro quiénes son, entre otras cosas porque luego desaparecen, dejando sitio a una pareja de paparazzi/reclutadores, formada por nuestra querida Brigitte Lahaie y un tal Chris, al que encontramos sin motivo en un chalet de montaña. A los dos se les ocurre un astuto plan para ganar dinero y, por cierto, se me ocurre que tal vez los de la apertura trabajen para ellos. Pero no estoy seguro.
Ahora bien, antes de proseguir, tengo que decir que la idea de hacer una película de sexploitation/explotación sobre este tema es realmente interesante. Y en los primeros veinte minutos, Photo Scandale, nos da todo lo que una película de este tipo debe darnos: tetas, desnudos y algo de violencia.
Hay que decir que incluso después de eso nos da todo lo que necesitamos, para una película de serie B, es decir, una impresionante pobreza de medios y una cantidad industrial de escenas lanzadas, entre ballets y números de strip tease tomados de otra de las películas de Roy (Brigade call-girls), para alargar los minutos. Esto crea un efecto alienante, con momentos en los que uno no entiende de qué va la película.
Pero al final, no sé cómo, se queda en una agradable y farragosa película de serie b que merece la pena ver y a la que hay que añadir que Roy coloca de vez en cuando algunas escenas bastante buenas (unas cuantas eh).
Volviendo a la historia, la súper rubia Brigitte Lahaie se pone en marcha con su pareja para seguir a cuatro chicas, hijas de prominentes hombres de negocios franceses que hacen negocios con EE.UU., a las que por razones obvias de guión les gusta pasar el rato bebiendo y haciendo topless. Chris, el compañero de Brigitte Lahaie, las seduce, las droga, las desnuda y ella llega, también se desnuda y hace fotos. Y, por supuesto, amenazan con venderlo todo a los periódicos, creando un escándalo que no sería bueno para el negocio de sus padres. Dos de las chicas caen en la trampa, una tercera, interpretada por Muriel Montossè, se salva gracias a la llegada de Ravel, un investigador privado a medio camino entre Maurice Merli y Closeau, que consigue detener a Chris.
Hasta aquí, las cosas van bastante bien, pero a partir de aquí es el delirio. Brigitte Lahaie prácticamente abandona la escena, salvo para volver brevemente para ser detenida (después de drogar y desnudar a la cuarta chica) y resulta que el padre que contrató al inspector, además de seguir recibiendo masajes de una oriental en topless y de organizar fiestas BDSM en su casa, está implicado en una red de espionaje industrial.
Hasta aquí hemos llegado.
Digamos que Roy quiere quizá contar una historia de cine negro y perdición en un París humeante y casi siempre nocturno. Una historia en la que no hay buenos ni malos y todo el mundo tiene algo que ocultar. La intención es interesante, pero como ya se ha dicho, los medios son los que son y las ideas confusas. Sin embargo, Brigitte Lahaie y una banda sonora muy decente lo compensan, al menos en parte.