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perdone los errores
Capriccio Veneziano
¿Hay
más turistas que la frecuentan o películas sobre
historias morbosas de sexo “en una triste y brillante
Venecia”?
Yo creo que la segunda. Y Bruno Mattei no perdió la oportunidad
de dar su opinión, grabando una película direct-to-video
en 2002, en pleno auge de su fase erótica.
Como ya se mencionó, estamos en la triste y brillante Venecia,
donde el pintor Lorenzo (Gualberto Parmeggiani) se encuentra por
casualidad con Roberta (Emily Crawford, con Mattei tambien en Belle da
Morire), una profesora de música, un elemento esencial para
cualquiera que comience una historia morbosa de sexo en la ciudad de la
laguna. Los dos, obviamente, comienzan una relación caliente
(debería decir morbosa, pero ya lo he dicho varias veces y creo
que se entiende), con Lorenzo prefiriendo a la profesora sobre su
esposa/novia, Anna, interpretada por Ksenija Trbovich, a quien veremos
en películas un poco más importantes.
Es cuestión de gustos, pero ya esta elección no la
entiendo. Al igual que no entiendo el sentido de una película en
la que Mattei "se inspira" en Eyes Wide Shut y Nueve semanas y media y
hace una versión mas que barata de ellas. Por decirlo como un
cumplido.
En cualquier caso, después de 20 minutos de película,
Lorenzo y Roberta ya están follando. Luego, ella cede a su
novio a su querida amiga Luisa (Juliana Jerrugan), sin ningún
impacto en el desarrollo de la trama, y se divierte con su nuevo amigo,
peleando/follando, follando/peleando, con él y algunas de sus
amigas.
Emily Crawford, por cierto, pasa toda la película con una
expresión de disgusto, quizás porque se encuentra con un
pintor que, más que un bohemio veneciano, parece un pintor
desempleado (pido disculpas a la categoría, pero es para
entender el concepto).
El querido Bruno Mattei alcanza uno de los puntos más bajos de
su filmografía, olvidándose incluso de ser capaz de
arreglárselas con lo poco que tiene a su disposición.
En Capriccio Veneziano, no hay nada que funcione. Un largo desfile de
pobreza de medios, dirección pésima, actuación
inexistente y decisiones inexplicables. Entre las muchas, merece ser
mencionada la absurda escena con un chroma key que debería
mostrarnos Venecia a través de una ventana.
Luego también están algunos extras, turistas,
tal vez sin saber que iban a aparecer en una película, que miran
directamente a la cámara, escenas de Venecia tomadas de
algún archivo ajeno y la escena en la que la protagonista,
vestida de hombre, casi se pelea con los gondoleros.
Digamos que si hubiera sido una película porno y no softcore,
habría tenido cierta dignidad. En cambio, nos toca una
película contenida acompañada de una música
omnipresente, a veces famosa, que no citaré para no asociarla
con una película que da tristeza. Y no por la triste y brillante
Venecia.