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perdone los errores
En busca del placer
"¡Amuck!"
Es decir, frenéticamente o en sentido figurado: descontrolarse,
perder el control, volverse loco, es el título en inglés
bastante engañoso de un thriller de 1972 cuyo título
original es mucho más adecuado.
Porque al final, hay poco de frenético aquí, en una
historia que sitúa a Venecia en el fondo y en primer plano una
búsqueda obsesiva del placer, narrada con un erotismo
mórbido hecho de visiones y flashbacks, a menudo en
cámara lenta.
Un erotismo que a veces es forzado, a veces absurdo, pero a veces
convincente, que deja en segundo plano una trama de suspenso a la que
Amadio afortunadamente se aferra.
Digo afortunadamente porque, al final, todo funciona, tal vez no a la
perfección, pero de manera satisfactoria, gracias a una
narrativa lenta y mórbida (que sí, en ocasiones lo hace
un poco aburrido), pero también gracias a una dirección
elegante, capaz de darnos escenas evocadoras, y finalmente a la
excelente cinematografía de Aldo Giordani, sin olvidar las
actuaciones de los protagonistas.
Barbara Bouchet, simplemente hermosa, está acompañada de
una igualmente hermosa y convincente Rosalba Neri (quien, al parecer,
reemplazó a Edwige Fenech), acompañadas por Farley
Granger, quien aporta una experiencia significativa, aunque lejana,
gracias a "La soga" y "Extraños en un tren" de Alfred Hitchcock
y "Senso" de Luchino Visconti.
Completando el elenco está Petar Martinovitch en el papel de un
factótum con trastornos mentales, Umberto Raho como un
mayordomo, y Nino Figurini como un inspector de policía bastante
vacilante.
Greta Franklin (Bouchet) se traslada a Venecia para trabajar en una
villa remota con el escritor Richard Stuart (Granger), quien vive
allí con su esposa Eleonora (Neri). Su principal objetivo,
más o menos secreto, es descubrir qué le pasó a
Sally, la anterior secretaria y amiga íntima.
La vida en la villa pronto se transforma en un viaje hacia un mundo
mórbido donde todo está permitido, y que no deja indemne
a nuestra protagonista.
Todo transcurre bastante bien, como se ha mencionado, aunque a veces
Amadio cae en momentos surrealistas como las arenas movedizas de la
laguna veneciana o en un final, lamentablemente, apresurado.