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perdone los errores
From Beyond
Probablemente
al grito más típico de “equipo que gana no se
cambia”, Stuart Gordon sale de una reunión con los
productores llevando bajo el brazo el guion de From Beyond.
Estamos en 1986 y sabemos muy bien que apenas un año antes
Gordon grabò la pelicula de culto Re-Animator. Y quiere
intentarlo de nuevo, con el mismo equipo. Comenzando por la
inspiración: un breve relato de H.P. Lovecraft, lo que convierte
a Gordon en una especie de Corman con los cuentos de Poe.
Para adaptar las escasas siete páginas del relato a una
película de 85 minutos, trabajan Brian Yuzna, obviamente, y
Dennis Paoli. Yuzna, de hecho, toma mucho de este proyecto para su
excelente Society.
Y, como es lógico, frente a la cámara encontramos a
Barbara Crampton y Jeffrey Combs, acompañados por Ted Sorel y
Ken Foree.
Reunido el equipo, Gordon dirige un filme de terror bien hecho que
tiene como puntos fuertes los efectos especiales y el maquillaje,
capaces de transmitir angustia y terror.
Es una película lineal, de horror en su justa medida, que cumple
con su cometido añadiendo una dosis de erotismo morboso.
Sin embargo, hay que decir que no todo fluye perfectamente, y algunas
elecciones parecen forzadas, como la escena de Barbara Crampton vestida
con un traje de látex al estilo dominatrix, un momento
innecesario del ya mencionado erotismo morboso.
Seguimos en el mundo de los científicos locos. Crawford
Tillinghast (Combs) es asistente del Dr. Pretorius (Sorel), quien ha
diseñado el Resonador, un aparato capaz de mostrar mundos
más allá de la realidad perceptible. Uno de los
experimentos sale mal, y Tillinghast es mordido por una extraña
criatura salida de la máquina. Lo cuenta a Pretorius, quien,
eufórico, prueba la máquina y muere. Tillinghast es
arrestado y encerrado en un hospital psiquiátrico. La Dra.
McMichaels (Crampton), encargada de su caso, lo libera y decide
investigar más a fondo, regresando al laboratorio con
Tillinghast y Bubba Brownlee. Allí, encienden la máquina
nuevamente y descubren que Pretorius vive, y bastante bien, en otra
dimensión viciosa, donde logrará manipularlos a todos.
Por motivos declarados de presupuesto, Gordon traslada toda la
producción a Italia, donde, con 2,5 millones de dólares,
realiza este trabajo, frente a los 15 millones estimados para la
producción en Estados Unidos.
El escenario elegido es Dinocittà, cerca de Roma, un estudio
construido por Dino De Laurentiis donde Monicelli rodó La gran
guerra, Huston filmó La Biblia y Fellini creó La voz de
la luna. Tras una rápida decadencia, el lugar se
transformó en Cinecittà World.